En ocasiones, la exposición a este tipo de videojuegos puede sacar a relucir un problema de visión antes desconocido. Según el Instituto de Optometría de la Universidad de Illinois, si en el momento en el que se juega sufrimos algún tipo de mareo, náusea o malestar, podemos estar ante los síntomas de estrabismos, forias (desviaciones latentes), ojo vago y entre otras patologías.
Ordenadores, móviles, tablets… Los videojuegos en particular, ejercen una poderosa atracción sobre los pequeños. Intentar apartarles de ellos, además de inútil, supondría negarles la inmersión en esta era digital a la que pertenecen. ¿Cómo enseñarles a que convivan con ellos de forma sana?
Un tercio de los niños que acuden a un centro óptico lo hacen por haberse “pasado” con los videojuegos. Cuando esto sucede, el pequeño manifiesta determinados síntomas:
Dolor de cabeza
Picor de ojos
Exceso de lágrimas
Parpadeo constante
Fatiga visual
Pero los videojuegos también tienen su parte buena:
Mejoran la coordinación ojo- mano y los reflejos
Estimulan la capacidad de reflexión
Desarrollan la memoria y la visión espacial
Potencian la atención
Hacen que el niño se familiarice con el manejo de los ordenadores
Para reducir los perjuicios y maximizar los beneficios conviene:
Limitar el uso de los videjuegos a una hora al día, a ser posible, no seguida. También se puede limitar el tiempo por partidas
Jugar con el niño para conocer los pros y contras del juego y evitar que se aísle
Poner la pantalla en un brillo y contraste intermedio
Favorecer los videojuegos en pantallas grandes, como la tele o el ordenador, frente a pantallas pequeñas que obligan a forzar más la visión.
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