El estrabismo hace que los ojos no se alineen, es decir, mientras un ojo mira un objeto, el otro gira en una dirección diferente. Esta condición también es conocida como “ojos bizcos” y puede afectar tanto a niños como a adultos.
Cuando los niños sufren de estrabismo, el cerebro recibe dos imágenes diferentes, por lo que aprende a ignorar la información enviada por el ojo desviado. Allí radica la importancia de un tratamiento oportuno.
Entre los síntomas más comunes se encuentra la confusión y visión doble de las imágenes, fatiga visual, pérdida de la percepción de profundidad y dificultad para realizar actividades como leer y escribir.
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Diagnóstico del estrabismo en la infancia
En los primeros meses de vida, los ojos apenas están alineándose y es habitual que existan desviaciones que mejoran con el tiempo. Sin embargo, si la desviación de los ojos es muy marcada en los bebés, hay que visitar al oftalmopediatra para obtener un diagnóstico acertado.
También te recomendamos llevar a tus hijos a un examen ocular completo a partir de los tres años. De esta manera podrás tratar a tiempo algunas patologías que se manifiestan a temprana edad.
Tratamiento
El tratamiento del estrabismo puede incluir el uso de parches, gafas especiales y, en algunos casos, la cirugía.
La cirugía para corregir el estrabismo consiste en reacomodar los músculos responsables del movimiento del ojo, dependiendo de qué tipo de estrabismo se sufre. En ocasiones es necesario operar ambos ojos.
El proceso de recuperación de esta cirugía es corto y usualmente se obtienen muy buenos resultados. En algunos casos se hace necesario volver a operar para afinar detalles de la alineación.
Ana María Foronda, oftalmopediatra de la Clínica Clofán, nos cuenta cómo se realiza la cirugía de estrabismo:
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